El personal de los servicios de salud para que trabajen eficientemente, necesita recibir durante su formación académica en las universidades conocimientos sobre calidad.  Si esto fuese así, se conseguiría introducir de un modo natural la calidad en los servicios que se prestan en la organización de salud.

La calidad de la atención en salud implica ciertas dimensiones:

• Técnico-científica: en esta dimensión quedan incluidos las medicinas, las técnicas utilizadas durante las intervenciones, la tecnología, los protocolos, guías… Debido a la continua evolución tecnológica, se para el personal  e incluso el propio sistema de salud presentan nuevos retos de actualización.
• Interpersonal: se hace referencia a los componentes implicados en la relación humana entre el trabajador y el paciente. Es una relación compleja, engloba a los problemas de salud físicos y psicología que presenta el paciente.
• Administrativa: se requiere de esta dimensión ya que es imprescindible que se desarrolle una descripción de los procesos de la organización de salud, un análisis de tiempos y documentación…
• Relaciones de pago: es una dimensión reciente, en la que quedan incorporadas las tarifas, contratos…

La calidad de los servicios de salud prestados por las organizaciones no se puede ver desde una única dimensión. Es necesario entender la calidad englobando las dimensiones técnico-científica, interpersonal, administrativa y de relaciones de pago.

El mejoramiento de la calidad en los servicios de salud requiere afrontar un proceso de formación del talento de los futuros profesionales, ya que serán ellos quienes a través de sus actos transmitan la calidad a los pacientes.

En los últimos años las universidades no contemplaban la idea de incluir en los procesos de formación de profesionales del sector salud, aspectos concretos de calidad. Se basaban en que los sistemas de calidad no estaban valorados como obligaciones burocráticas y sin ningún carácter científico.

En estos momentos se han rebasado estas barreras, las universidades han introducido en sus formaciones aspectos de calidad para las cuatro dimensiones que hemos mencionado antes.

La mejor forma de enseñar un hacer de calidad es sin duda el ejemplo, la definición de procesos claros, la descripción de guías con los pasos que se deberían seguir, recomendaciones, listas de chequeo, instrucciones y, en general, todos los mecánicos que contribuyan a que la persona en proceso de formación comprenda claramente que existe una forma de “hacer las cosas bien”.

Existen dos herramientas que posibilitan el mejoramiento de la formación:

– La acreditación de las instituciones educativas

– La acreditación de los hospitales y clínicas

El Ministerio de Educación Nacional y el Ministerio de la Protección Social son los encargados de establecer estrategias y mecanismos de evaluación que aseguren una formación integral y de calidad para los trabajadores de la salud.

Si los trabajadores que han sido formados en instituciones educativas con acreditación en salud y han podido realizar prácticas en organizaciones de salud acreditadas, la formación recibida será de muy buena calidad. El resultado de este tipo de formación se verá reflejado en trabajo diario con los pacientes.

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